domingo, 31 de agosto de 2008

Municiones para dibujar la boca y crear una sonrisa

Si, claro que te creo cuando me dices eso de que el deporte y que deje de tomar fue lo mejor que me está pasando, que ya no estoy tan melancólico y estoy más activo, y también te creo que tienen que existir esos malísimos comerciales de leche, galletas, cereales y esas cosas porque sino se quedarían sin trabajo tantos modelos que deben tener familia y eso. Claro que te creo y hasta a veces concuerdo contigo después que tanto me insistes que deberíamos ir adoptando a todos los perros que están en la calle y ponerles nombre, pero, también quiero que me creas ahora a mí, que no pienses que invento las cosas todo el tiempo porque a veces me hace mal, sobre todo cuando te digo que me da tristeza ir a Wong y ver que una de las tantas cajeras me atiende está con una nariz roja de payaso mientras me pregunta si los céntimos los quiero donar.

No, no te rías, te juro que es verdad, aunque a veces se te pase por la cabeza que para mi esas cosas son motivo de broma y anécdotas para contar. Veo a la cajera tristísima con esa nariz y después de que me explica que es para una causa benéfica me pongo todavía peor y más desmotivado porque se me pasa por la cabeza que aquella cajera quizás desearía en ese instante tener todo el dinero del mundo, haber terminado sus estudios en una universidad cara como muchos lo hicieron y ser una de las que va a comprar a Wong y no tener que ponerse esa nariz roja gigante porque todos deben usarla y recibir a fin de mes un sueldo con el que con las justas podrá salir un fin de semana con su mamá a comprarle un pollo en Pio Chicken, ese local de donde salió el pollo al que le pegan en un programa cómico.

No, no te rías que es verdad, ¡ya vez!, aunque claro, sé que me conoces muy bien y que pronto tu corazón entenderá que todo lo que te cuento es sincero y podrás comprenderme como tantas veces lo haces. Tú que sabes bien que nunca niego mis sentimientos y si es así es así. Y por cierto, no fue la única vez que me paso. Hubo otra y tan parecida que mejor te la cuento para sacarla de mi mente. Estábamos tomando unos tragos en un lugar elegante con unos amigos extranjeros, cuando de repente se acercó a nuestra mesa una chica vestida de rallas rojas y blancas con un gran sombrero rojo de mago y muchos broches, que nos ofrece la carta. Tenía el semblante triste pero usaba aquel atuendo como todos los del local. Yo no fui, sino mi amiga que había llegado de Buenos Aires la que me hizo ver el abuso de vestir a la gente como payasos sólo para pagarles un sueldo.

Vez, ya me vas entendiendo por más que se que pasa por tu cabeza eso de que yo he trabajando como 6 años disfrazado de muñeco y también hice las mismas cosas. Mira, fue algo parecido pero nunca igual, porque yo sabía que mi trabajo era hacer reía a la gente, para esos estudié tantos años y me escondía detrás del traje cuando estaba triste porque la función debe continuar…pero estas personas fueron contratadas para ocupar otro puesto y terminaron de bufones porque a un tipo de marketing se le ocurrió que así se les vería mejor.

¡Va! ahora no te pongas a renegar tú que bien sabías que tu risa se iba a transformar en ternura porque te conozco y se que en el fondo, por más que vives en un mundo con tanta contaminación visual, tienes tu corazoncito y sabes que a veces se escapa algo que es verdad. Por eso, no sabes como me alegra poder hablarte, como me da tranquilidad saber que me lees y que al igual que yo sabes que existe una forma diferente de vivir.

Bueno, ahora te dejo otra vez… y sigue confiando que se que cada vez que me dices algo lo más probable es que sea cierto y te creeré, tenlo por seguro, aunque me ría tanto muchas veces y otras tantas sólo me quede callado.

domingo, 17 de agosto de 2008

Y antes del final qué?

Y siempre fue así, cambiar y volver a cambiar, todo fluye, todo no es estático, y te vez allí, observando los atardeceres, la lluvia que cayó de la noche anterior, recibiendo múltiples respuestas a preguntas que te hiciste hace tiempo. Cosas locas, cosas tristes, por allí una lágrima, pero sigues sentado en el sillón observando todo y esperándo que la última palabra termine.
No quisiera tantos cambios, me hubiese gustado que las cosas fuesen de otro modo y eso del karma y el darma es algo que me rondaba antes, pero ahora, ahora sólo observo y trato de estar feliz en este momento que escucho Calamaro "crímenes perfectos", y viendo que mi moneda cayó pero no tuvo ningún lado.
Y así, entre pesares y levantes, quiero seguir a flote, mientras mi perrito por ahí que no entiende nada de la vida se sigue cagando sin darse cuenta porque esta viejo y yo levantando sus gracias. Es todo así de fácil, una por otra como digo yo. Hoy yo estoy mal, mañana tú lo estaarás y porque no brindamos con vinito entonces.
Me baño entonces, dejo los pesares a un lado, traigo el destapador y brindo por un instante creyendo que todo está bien. Que tú llegaste, que no me iré nunca y que ésta canción es para siempre. Esa quizás es la salida. Luego, mañana o pasado o cuando sea será motivo para enfrentarse nuevamente a los problemas y como un soldado estar preparado para el combate donde sabes que lo más probable es que te maten, pero que bien la pasaste en tu instante único no? quien te mando a volverte de guerra, nadie, es tú destino, así que asúmelo y vive, nada más que eso.